
Dicen que coincidieron en un hospital dos hombres, enfermos ambos de gravedad, y que quiso la casualidad que les tocara compartir habitación... Uno de ellos se sentía muy mal puesto que tenía que mantenerse boca abajo en la cama y no podía cambiar la postura; al otro, que estaba en muy mal estado, si le colocaban un par de horas por las tardes sentado en la cama, para facilitarle el drenado de los pulmones y como la cama de éste estaba situada al lado de una ventana...se pasaba el tiempo describiendo a su compañero lo que por ella veía. De tal manera que el otro hombre empezó a desear que llegaran aquellos ratos de la tarde para poder escuchar y ensanchar su triste mundo, con todos los colores y movimientos del mundo exterior que su compañero le describía
La ventana daba a un parque con un precioso lago, rodeado de jardines, en el lago había patos y un par de cisnes...los niños corrían jugando con cometas de preciosos colores, había parejas de enamorados que paseaban arriba y abajo y que se daban dulces besos furtivos entre los enormes árboles que adornaban el paisaje , más allá le decía, se alcanza a ver la ciudad solo la linea de los edificios más altos. ¡En fin! que hacía las delicias de su compañero, que recreaba en el pensamiento todo aquello que el hombre le iba contando...
Una mañana al entrar la enfermera a primeras horas de la mañana se encontró al hombre de la ventana muerto y llena de pesar hizo que se llevaran el cadáver. Días más tarde y como nadie hubiera ocupado la cama del fallecido, el otro hombre pidió a la enfermera si podía cambiarlo de cama, y ella le cambió encantada . Él esperó a que la chica saliera para, con gran esfuerzo, incorporarse y girando la cabeza alcanzar a ver con sus propios ojos lo que el compañero le decía,
pero se encontró con una pared blanca de un patio interior...
Interrogó a la enfermera sobre el hecho de que aquél hombre le contara tales maravillas... y la enfermera le dijo: El no podía ver ni tan siquiera la pared pues era ciego, lo hizo para animarle a usted ,pues sabía que estaba muy triste...
Epilogo
La felicidad de hacer felices a los demás, sea cual sea nuestra situación, el dolor compartido es la mitad de triste, pero compartir la felicidad es el doble...
Si quieres sentirte rico, cuenta la cantidad de cosas que tienes y que no se pueden conseguir con dinero, Hoy es ya un regalo, y se llama presente.