Nacemos como las ramas de un árbol bien arraigado a la tierra a través de sus raíces, pasamos de ser tiernos brotes, bajo las amorosas manos del jardinero que nos tocó en suerte, a ser jóvenes ramas que crecen y crecen alejándose del tronco queriendo llegar más y más lejos, más y más altas... nos es fácil creer en la propia autonomía, olvidamos , las más de las veces, que un tronco nos sustenta, nos da la savia, nos permite volar...luego cuando somos por fin gruesa rama leñosa y fuerte, es cuando conocemos la fragilidad que nos acompaña, los peligros que nos acechan realmente... entonces y solo entonces volvemos nuestra mirada allá a esa lejana raíz en la que nunca reparamos, descubrimos la necesidad de ella, de que ésta calma nuestra sed que nos sigue nutriendo hasta hoy y sabemos por fin que por muy lejos que se llegue
nunca debemos perder nuestra profunda raíz
2 comentarios:
Cuando somos por fin gruesa rama leñosa y fuerte, es cuando conocemos la fragilidad que nos acompaña
Y hacer frente a nuestra fragilidad nos hace mucho mucho mas fuertes.
Besos de presentación
A veces nos podan esas ramas que consideramos como unicas, sin poder revelarnos a semejante agresión.
A veces las raices nos atan a un suelo poco fertil... y no nos dejan volar...
Me gustaria veces poder aunque solo sea saltar...
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