Hay días en que parece que un duende juguetón entrara en mi casa, entonces
todo se pierde, como si se escondiera de mi. Si dejas algo sobre la mesa, estás segura de que allí lo vas a encontrar, pero ¡mira por donde!... lo vas a buscar y ... como si le crecieran patitas, ha desaparecido. Eso puede durar varios días y acabar con la paciencia del más templado, pero yo ya no me dejo llevar del mal humor y digo para mi: Ya estás aquí otra vez, no me des guerra "porfa" y parece que lo conjuro y se cansa de jugar. Pero entonces se me mete en el corazón , y me empiezo a sentir risueña, con ganas de hacer bromas, a todo le encuentro la cara divertida ... son días en azul y blanco, días de ropa recién lavada oliendo a limpio, a sol , a lavanda, romero, a felicidad también ¿por qué no?
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