¿Sabéis aquella historia, del hombre que buscaba algo, desesperado bajo la luz de una farola de la calle y que un señor que por allí pasaba se acercó con intención de ayudarle en esa búsqueda?... sigue así : el recién llegado le pregunta : ¿puedo ayudarle, en su búsqueda? ¿ qué ha perdido?, el desesperado le contesta: he perdido las llaves del coche y no soy capaz de encontrarlas, el bien intencionado busca y busca a su lado hasta que pasado un buen rato le dice : ¿ está usted seguro que las ha perdido aquí? la respuesta inmediata es : No, las perdí unos cien metros más arriba, entre aquellos arbustos que hay al principio de la calle...pero allí no hay alumbrado y por lo tanto no se ve nada , de manera que he pensado que lo mejor sería buscar aquí a la luz de la farola...
¿Cuantas veces buscamos y buscamos a la equivoca luz que se nos presenta lo que sentíamos perdido? ¿Cuanto buscamos desesperados algo allá lejos, sin saber que aquí cerquita de nosotros ...¡Aquí mismo estaba la respuesta! ahí ,ahí mismo, si nos quitamos esa venda que nos cubre los ojos ,encontraremos todas las respuestas
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